25/2/11

...la 2 semanas mas productivas en mucho tiempo!

Ayer me desvele escribiendo esto, el trabajo final de la clase de Teoria de la Arquitectura.
no espero que nadie lo lea, al menos no completo, solo lo pongo porque me tomo mucho tiempo hacerlo, tal vez a alguien le puede servir, aunque sea para una tarea chafa de copy+paste jaja


“Interpretación teórica de la arquitectura y su aportación al presente… o de cómo la historia impacta en el progreso eficiente”

De los errores se aprende, del éxito no mucho”, frase que alguna vez escuche en cierta película y me hizo reflexionar acerca de la importancia que tiene la historia en el progreso de algo, una persona, una ciudad, un país, o incluso toda la humanidad. Y es que es a través de la historia, que podemos ver lo que generaciones pasadas hicieron antes de nosotros, y si observamos y analizamos con el debido cuidado los acontecimientos, podemos aprender; es una referencia de lo que debemos y no debemos hacer, basándonos en el éxito que haya tenido determinada situación en el pasado.

Pero la historia no es absoluta, esta propensa a cambios, razón por la cual, la teoría y la historia no se pueden separar, se complementan al replantear una a la otra, en ambos sentidos. Pero para poder utilizar la historia como mentor, y no solo como simple conocimiento anecdótico, es esencial realizar un análisis para interpretar correctamente toda esa información, apoyándonos en la teoría referente al tema a tratar.

La arquitectura, mas allá de simplemente “..hacer casas”, como muchos se manifiestan respecto a esta disciplina, radica en algo mucho más profundo y complicado, que implica solucionar, primeramente la segunda necesidad de la pirámide de Maslow, la seguridad. El individuo que ya soluciono el alimento y el vestido, pasa a la siguiente necesidad, que es protegerse de las inclemencias del mundo y proteger aquello que ya logro obtener en el primer nivel. Pero estas no son las únicas necesidades, existen otras más complejas en las que intervienen aspectos menos tangibles como la realización personal o cuestiones sociales, y es en la arquitectura, en quien cae la responsabilidad de resolverlo todo de la mejor manera posible, sin que ello represente un gran impacto en el planeta, que día a día se debilita mas debido a nuestras erróneas acciones.

Es aquí donde entra el papel de la historia y la teoría. “Observar, aprender, imitar y mejorar”, circulo de calidad japonés que si se utiliza bien, nos brinda la oportunidad de realizar algo realmente de calidad, eficiente. La historia nos da la información, la teoría nos permite analizarla, plantearnos posturas y reflexionar, para finalmente crear algo que cumpla con las necesidades y permanezca en la historia como un ejemplo a seguir y no como un error de cual aprender. Octavio paz lo dice, en el primer ensayo de su libro Laberinto de la soledad: “Despertar a la historia significa adquirir conciencia de nuestra singularidad, momento de reposo reflexivo antes de entregarnos al hacer”.

Ese momento de reposo reflexivo es ahora, hay que despertar a la historia, para eso hay que remontarnos al antiguo Egipto, año 3000 a.C. cuando se estableció, quizá inconscientemente, que la arquitectura debía ser más que solo apilar rocas para resguardarse del mundo. Se comenzó a pensar en aspectos más complejos como el movimiento de los astros o la trascendencia, que si bien puede no aportar mucho a la arquitectura actual directamente, permitieron el desarrollo de esa idea de hacer de un espacio algo más que simplemente un refugio.

Haciendo una comparación quizá un poco fuera de lugar, pero que me ayudo a entender algunas cosas, a través de la historia ha habido más errores en la arquitectura que en la música; si volteamos al pasado musical nos encontramos con un sinfín de músicos de los cuales vale la pena aprender por la grandiosidad de su legado musical, sin embargo, al mirar atrás en la arquitectura, nos encontramos con un panorama en el que de lo que aprendemos es los errores y no tanto de los aciertos, por tanto no siempre podrá haber gran aportación de todos los actores, como en el caso de Egipto.

En contraste, una civilización de la que si se rescatan aportes más trascendentes, es Grecia, una cultura que nos ha transmitido una gran cantidad de información en diferentes disciplinas. Sin embargo, el gobierno, el mal gobierno es algo con lo que siempre se ha tenido que lidiar, pero no vale la pena ensuciar el legado de una gran cultura, con las acciones erróneas realizadas por sus gobernantes, por esta razón no mencionare los errores de esta civilización, únicamente su principal aporte: el conocimiento, la importancia de tener una sociedad educada. Esto es significativo porque uno de los principales males de la sociedad es la ignorancia, pues permite que el gobierno o la iglesia, como ha sucedido en determinados momentos de la historia, se apoderen de las mentes del pueblo y los manejen a su antojo, generando un deterioro en el desarrollo de dicha sociedad, y sé que sonará algo utópico, pero es necesario que aprendamos de pueblos como Grecia y tomemos conciencia de que el conocimiento es lo más importante que tenemos, y el mejor legado que podemos dejar a nuestros sucesores.

En lo referente a la arquitectura, la cultura griega nos aporta cosas de gran utilidad aplicables a las necesidades de la actualidad, como la existencia de un patio interior como elemento central de la casa, que permitía la iluminación y ventilación para hacer los espacios confortables para el usuario. Otro aspecto innovador fue la organización de las zonas de acuerdo a su uso o grado de privacidad requerido, además de la presencia de cuartos de baño, debido a la delicada cultura de higiene que tenia este pueblo.

En el año 23 a.C Marco Vitrubio Polión, escribe “Los 10 libros de la arquitectura”, donde toma estos aspecto de las casas griegas y los desarrolla de acuerdo a las necesidades de su época; sin embargo, considero que gran parte de sus propuestas son necesarias en la actualidad para crear una arquitectura que deje a un lado el uso excesivo de los recursos energéticos. En un presente que sufre los estragos de un pasado lleno de errores y excesos, donde la crisis ambiental y económica afectan a todos, la única alternativa que tenemos es tomar conciencia y dejar a un lado la insensata comodidad que puede brindarnos un aparato de aire acondicionado o un ventilador, y hacer un pequeño esfuerzo preocupándonos y ocupándonos por tener edificios que resuelvan todas nuestras necesidades con el menor uso posible de energéticos dañinos para el planeta. Nosotros como arquitectos tenemos la responsabilidad de resolver esta problemática, y la mejor manera es aprendiendo, como ya lo he mencionado antes, de lo que la historia nos ofrece, en este caso Vitrubio. El bioclimatismo y la sustentabilidad son conceptos bastante nuevos, pero que tienen detrás una firme base en los postulados de este pensador romano. Una lectura completa del contexto para proporcionar a nuestro edificio una buena orientación, ventanas bien ubicadas, jardines y espacios abiertos, que permita una adecuada entrada de luz y ventilación natural y la recolección del agua de lluvia, es algo de lo que Vitrubio propone, lo que las nuevas corrientes proponen y lo que necesitamos para poder revertir todo el daño que nuestros predecesores inconscientemente provocaron.

Pero el eficientar los edificios no es lo único, es solo una parte de todo el proceso de cambio en el modo de vivir moderno. Alejandría lo planteo y antes lo hizo, Platón y Aristóteles: La ciudad ideal, una utopía que siempre ha existido; desde la “Ciudad Celeste” hasta lo más reciente, “El proyecto Venus”, pasando por “Usonia” o la “Ciudad radiante”; todas estas propuestas de urbanismo (con excepción de la más reciente), han fracasado por su carácter onírico. Pero esto no significa que no sean buenas propuestas, “todo es perfectible”, y si se toma la idea de estas ciudades y se mejora, quizá algún día logremos “La ciudad perfecta” que mucha falta nos hace, porque si no cambiamos nuestro modo de vivir nosotros mismos nos estaremos “echando la soga al cuello”.

Jaques Fresco es el último que ha propuesto este tipo de plan, “El proyecto Venus”, una idea que según dice, va más allá de la utopía, pues establece que los errores de las propuestas dadas a lo largo de toda la historia, carecían de una metodología, solo eran ideas que no contaban con un plan específico, sin embargo él plantea en su ensayo acerca de esta nueva ciudad, que la solución es “maximizar constantemente las tecnologías actuales y futuras, con el único propósito de mejorar toda vida humana y proteger el medio ambiente”.

El adecuado uso del suelo, una movilidad urbana eficaz y una organización basada en el grado de importancia y función de cada zona, es la base de una ciudad perfecta.

A mi modo de ver las cosas, pienso que si se logra un cambio colectivo de conciencia, será fácil alcanzar ese sueño que ha perseguido a la humanidad desde hace tantos siglos, y seremos nosotros los arquitectos, la piedra angular de este gran progreso, pues como decían los funcionalistas: “Con la arquitectura se pueden cambiar los hábitos de la gente”, y es nuestro deber que lo que construyamos provoque en el usuario un cambio positivo.

Para lograrlo, lo primero que se debe hacer, es observar las necesidades del habitante e interpretarlas del mejor modo posible. Una arquitectura en donde el usuario no exista, no es arquitectura, pues su razón de existencia es resolver las necesidades de protección, e incluso necesidades de aceptación y realización personal, de determinado individuo.

Retomando lo dicho a lo largo de este documento, concluimos que la historia juega un papel fundamental en el proceso de eficiencia “Observar, aprender, imitar y mejorar” de los japoneses, pues nos permite “echar un vistazo” a los acontecimientos, propuestas, y formas de pensar de aquellos que llegaron al mundo antes que nosotros y se toparon con distintas necesidades e incógnitas en cada época, y que fueron resolviendo como conocimiento se los permitía. Todas esas acciones, aunque ahora las observemos y concluyamos que fueron erróneas, en ese tiempo pudo ser la única solución, y no debemos ignorarlas solo por considerarlas inútiles para nuestros días, hay que aprender para no volver a caer en los mismos desaciertos; el humano es el único animal que se tropieza con la misma piedra dos veces, y es nuestra responsabilidad buscar el conocimiento para evitar que eso suceda. La vida da vueltas, y todo regresa, lo que un día se considera obsoleto o viejo, al otro es la nueva moda, “El retorno al origen siempre es posible”, pero no debemos conformarnos con la idea tal cual se planteo en el pasado, hay que mejorarla y adaptarla al presente, “El arte se renueva para adecuarse a los tiempos, y el viejo arte sobrevive como un pasado heroico”.

Mi postura frente a todo esto es que debemos lograr un equilibrio entre el pasado y el futuro, no cerrarnos a un solo lado de la moneda, y si algo aprendimos de la edad media, es que ningún extremo es bueno, ellos sufrieron por esa idea de que Dios lo era todo y no permitían mas conocimiento que el religioso; afortunadamente llegó el siglo de la luz y se logro ese equilibrio entre Dios y el hombre que tanto necesitaban.

Nosotros debemos encontrar el equilibrio entre lo nuevo y lo viejo, entre lo funcional y lo bello, pues para superar esta época de crisis, tenemos que ser cuidadosos de cometer la menor cantidad de errores posibles, y para ello podemos empezar analizando situaciones pasadas y al menos, salvarnos de cometer los mismos errores que han traído problemas incluso hasta nuestros días.

La arquitectura verde, sustentable, bioclimática, es el futuro, es lo que necesitamos para revertir todos los problemas que el inexperto pasado nos ha traído. La respuesta está en el cambio de conciencia de todos los que habitamos el planeta, no podemos seguir en la ignorancia, dejándonos llevar por lo que el dinero y la ambición de unos cuantos nos hacen creer, la educación es la base de todo cambio, debemos comenzar a pensar por nosotros mismos, la lucha es ahora y es nuestra mejor arma es el conocimiento.

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